He notado que es fácil señalar a los niños cuando hacen un berrinche o tienen momentos donde les cuesta manejar su enojo, sin embargo los adultos también lo hacemos y aunque no lo aceptemos en muchos casos es tan o más intento que en los niños, solo que cuando lo hace un adulto, él no se tira al piso y llora, los adultos lo hacemos de otras formas:
- Estamos muy impacientes y no toleramos nada al rededor
- Damos respuestas torpes y poco amables
- Nos molestan cosas sin importancia
- Estamos callados y muy serios
- Perdemos la buena actitud y el sentido del humor
- Tratamos mal a las personas de nuestro entorno, pareja, hijos u otros miembros de la familia o amigos.
Pensando en esto escribí un poema, creo que podemos usar las mismas recomendaciones que se adoptan para los niños en estos casos, tomarnos un momento procesar ese enojo y entender que los que amamos no tienen la culpa de lo ocurrido y bien haríamos en decirlo y evidenciarlo con el fin de tomar una pausa para volver con mejores ánimos.
Poema: El Enojo bajo la Alfombra
Con un disfraz, oculto a simple vista sin pensar, se esconde a toda prisa cree que nadie más su rastro revisa pero su cola tras de si se desliza
Es pues como el polvo bajo la alfombra aunque no lo ven, si lo pisan lo notan algo debajo incomoda, tampoco asombra todos realmente en el fondo lo saben
Lo peor es que siempre salpica y a quienes te importan más, lastima un monstruo indeseable que en ti radica no te engañes seguro atacará sin lástima
Así que mejor acéptalo y delátalo rápido que todos lo vean y reconozcan pronto lo he traído de afuera, una pausa les pido inhalo y su veneno dreno a paso lento
Es el enojo e incluso ira que hoy enfrenté perdón no es su culpa y la cura tengo esperen solo un poco que mejor estaré ya se fue y con mejor ánimo vengo